domingo, 23 de mayo de 2010

¿Por qué mató Julio Galope?, Héctor Sánchez Minguillán

¿Por qué iba a matar Julio Galope sino por la misma muerte? La improbabilidad de que una desgracia -y me alejo del rencor o la venganza para decirlo- pueda rescatar una sonrisa, que venía tiempo atrás quedándose rota en la garganta, se descubre totalmente desnuda y ruborizada en este libro de Héctor Sánchez Minguillán. Julio Galope se mezcla con lo mezquino y con la poesía, con lo macabro y la vanidad, se esconde tras las manchas de humedad que hay en las paredes de un bar que, a ciertas horas, se convierte en clandestino. Jon sin Hache, Julio Galope, Adolfo Somera, Severiano, Tomás Cedros, Moratones y Roberto Guate se encierran en La Cueva y juegan a ser dioses torpes y vergonzosos, juegan a jugar con la vida a falta de tantas otras cosas. ¿Se puede juzgar, pues, a una persona que no mata, no golpea, no decide, no arriesga, pero se refugia en una apuesta que se centra única y exclusivamente en la desgracia ajena? ¿Puede una victoria ruin y despreciable como ésa salvarle la vida a alguien que no la tenía necesariamente en peligro? Porque Julio Galope quiere volar por una vez y avistar su sombra acariciando la piel de la tierra, igual que si fuera un cáncer buscando localizaciones para su rodaje último y, aunque no lo pide, uno le otorga el beneficio de la duda, la compasión y, mezclándose en su cuaderno, incluso el perdón. Héctor Sánchez Minguillán juega, como los apostantes, a jugar con el lector, y pone a prueba su integridad moral, coquetea con lo políticamente incorrecto y acaba llevándole por los caminos de la lírica descubriéndole ese lado de Julio Galope de la segunda parte donde se encuentran versos como: A la isla la tienta el buceo. Y así es como uno se acaba sumergiendo -se acaba dejando estrangular, dulcemente ahogar- en ese monólogo constante y limpio de un narrador que, quién sabe, podríamos ser cualquiera de nosotros, tan vulnerables.

Editorial Aguaclara,
118 páginas

3 comentarios:

  1. Hala...
    Otro más.

    Voy a dejar de venir.
    Me pones los dientes largos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. fiquei com desejos d eler,,,
    se você vier a Bahia, não deixe
    de ir ao Museu Afro-Brasileiro,
    aonde estão todos os trabalhos maravilhosos do Carybé!

    ResponderEliminar
  3. Qué alegría que mantengáis vivo este vuestro sitio, Fusa, Margot, y quien siga. Yo no puedo. Volveré. Es un buen sitio. Mi cariño para las colaboradoras.

    ResponderEliminar